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¿Será por siempre el Rock un marginal en Chile?

jueves, 6 de marzo de 2014

DE LA APROBACIÓN POPULAR Y LA GATA FLORA

Cada vez que Piñera reduce su figuración mediática, su aprobación en las encuestas parece subir. Esta vez, y ad portas del cierre de su gestión (tan cuestionada como admirada, dependiendo del ojo analítico), ADIMARK fija su aprobación en un 50%, en tanto que su rechazo correspondería a un 36%.

Las encuestas son la nueva debilidad tanto del pueblo como de sus gobernantes. Hoy todo se mueve en torno a la aprobación mediática. Si Chile fuera una comunidad de Facebook, esta viviría en constantes luchas por determinar cuál "Administrador" obtiene más "Me Gusta" en sus fotos de perfil y sus estados, mientras los contenidos de la Comunidad estarían en un injusto segundo o tercer plano.

Y a fe mía, la "simpatía popular" es lo último a lo que deberíamos prestar atención. La gente es fanática de exigir acciones en vez de palabras y sonrisas fáciles, pero siempre la intención de voto tiene un origen visceral, y es comprada con una buena oratoria, ingenioso humor, carisma o incluso belleza. En resumen, por el factor comunicacional.

Y aquí es donde comienzo a hacer historia (si usted no quiere hacer memoria o prefiere leer la columna de farándula, nadie le obliga a seguir leyendo), para probar mis postulados:

En 1990, Patricio Aylwin Azócar asumió la presidencia de la nación, con una prolongada trayectoria política que generaba esperanzas de cambio a una apreciable mayoría. Pero al mismo tiempo, su antaño reconocida oposición a la Unidad Popular y su débil promesa de "hacer justicia en la medida de lo posible" frente a los atropellos de la era del dictador Pinochet, desencadenaron un paulatino descontento.

Al acabar su gobierno en 1994, Eduardo Frei Ruiz-Tagle llegó a La Moneda como su sucesor, apoyado por el recuerdo de su fallecido padre, el ex presidente Eduardo Frei Montalva, abogado, y en su momento, el único líder opositor a Pinochet no identificado con la extrema izquierda. Por lo tanto, Frei gobernó (sufriendo las continuas comparaciones) a la sombra de un personaje, para muchos, difícil de olvidar. Y quienes conocieron al padre (asesinado por la DINA en 1982 en la Clínica Santa María), se quejaban de cómo el hijo palidecía en sus discursos ante la tremenda capacidad oratoria mostrada por Frei Montalva en vida. Ante esto, el pueblo prestó atención, y la contienda presidencial posterior, esta vez entre Ricardo Lagos Escobar y Joaquín Lavín Infante acabó en 2000 con el triunfo del ex Ministro de O.O.P.P, entre otras cosas, porque "hablaba tan bonito".

Pero Lagos se sobreestimó, y poco a poco descuidó su imagen sólidamente posicionada (entre otras cosas, por ser uno de los pocos que encaró a Pinochet mediáticamente y apuntarlo con su célebre gesto del dedo índice). Los continuos alardes de su autoridad (como aquella ocasión en que un ciudadano disconforme lo increpó durante uno de sus discursos, a lo que Lagos respondió "al Presidente nadie lo hace callar"), acabaron por enemistarlo con varios de sus más cercanos colaboradores, entre ellos, su amigo personal, el ex senador Carlos Ominami, quien cuestionó su "presidencialismo exacerbado". Esta actitud, que varios electores tildaron de "soberbia", fue una de las que gatillaron el descubrimiento de Michelle Bachelet Jeria, cuyo porte humilde y cercano para con la gente despertó numerosas simpatías y culminó con su elección como la primera presidenta de sexo femenino en la historia de Chile.

La doctora Bachelet (hija de un militar asesinado por la dictadura de Pinochet), que carecía de la capacidad oratoria de Lagos, tomó, a cambio y quizá para compensar, un discurso verbal más simple y directo (aunque no exento de frases hechas, como el archiconocido "proyecto paí ' "), acompañado de su ya citada calidez en el trato y su sonrisa imborrable. A esto se sumaba la conocida y estrecha relación de su entorno familiar con el Éjercito de Chile, lo que la hacía una perfecta "embajadora" o mediadora entre civiles y FFAA. Pero esa misma actitud afable ante momentos clave durante su gestión (como el "Paro Pingüino") generó molestias entre quienes consideraron a la doctora débil de carácter y sin la resolución de su antecesor (nuevamente, Lagos).

Y claro, Sebastián Piñera Echeñique no quiso ser menos que Bachelet, y para mostrar cercanía hacia el chileno común, ha acuñado a lo largo de su período nuevas formas de integración por medio de la comunicación verbal, con frases como "amigas y amigos" y consignas de aliento como "arriba los corazones", y llegó a gestos que muchos consideraron que rozaban lo patético y lo alejaban demasiado de la imagen de un "verdadero" presidente.

Ante el panorama de los próximos días, ¿qué sorpresas traerá para la opinión pública este retorno de Bachelet?

En resumen, mi teoría es que el próximo presidente, para contar con una adecuada aprobación popular en este país amante de las encuestas, deberá reunir las siguientes características:

- Una prolongada trayectoria política, es decir, experiencia, pero que tampoco sea una cara repetida, por lo tanto que al mismo tiempo sea joven (sin comentarios...), como muestra de la alternancia del poder;

- Gran capacidad oratoria, pero sin llegar a ser latero ni que tampoco engañe mediante su labia. Y también para que los más incultos entiendan los discursos;

- Temple decidido y consciente de su posición de autoridad (pero cuidado, que después lo andan tildando de megalomaníaco, imagen a veces alimentada por el chaqueteo del típico chileno);

- La belleza de Camila Vallejo (tampoco tanto, no nos traten después de machistas o frívolos).

- Apertura valórica ante temas como la anticoncepción y la despenalización de la marihuana (no tanta tampoco, porque los mismos llorones que alegan por las restricciones a la libertad individual después rezongan que el sexo y la droga son el opio que los dueños del país dan a las masas para que estas no se organicen contra ellos...claro que esta apertura valórica perfectamente puede obedecer al entorno del momento).

- Y un larguísimo etcétera...

Les paso un aviso de utilidad pública, crédulos: EL CARISMA ES ALGO QUE SIRVE SÓLO DURANTE LA ÉPOCA DE ELECCIONES Y PARA LAS ENCUESTAS CEP Y ADIMARK. No para resolver problemas como la centralización, la delincuencia y la eliminación del impuesto específico a las bencinas, entre otras asignaturas pendientes de varios gobiernos atrás. Y si nos ponemos más extremos, recordemos que el Führer Adolf Hitler fue un líder carismático como pocos, y con una capacidad oratoria inigualable, pero eso no significó que dejara de protagonizar uno de los episodios más dolorosos y vergonzosos de la historia de la Humanidad.

En resumen, Y EN MI OPINIÓN, CHILE NO SABE QUÉ TIPO DE GOBERNANTE QUIERE.

Es como la gata Flora.

He dicho.

Suyo Afectísimo,
Isaac Taladriz.-

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