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viernes, 20 de octubre de 2017

Política y socio-economía: Kast, el candidato útil



Como más o menos dijo hace algunos años el músico argentino Gustavo Cerati, "cuando un músico opina públicamente de política, su profesión de músico deja de ser tal". Tal vez tenga algo de razón, pero como chileno que soy, y estando a la espera de las próximas elecciones presidenciales (que nuevamente se anuncian reñidas y con una seria posibilidad de balotaje, como ya es tendencia desde 1999), me permitiré dedicar unas líneas a un candidato que gusta de desatar pasiones, ya sea por capricho infantil o derechamente por despotismo animal.

José Antonio Kast (Santiago de Chile, 1966), de profesión abogado y diputado ex UDI, es un hombre que en televisión luce un aspecto elegante y distinguido, ferviente católico y además, tenaz defensor del legado de la dictadura de Pinochet y sus secuaces. Se reconoce contrario al aborto y a la unión de parejas homosexuales, partidario del porte y uso de armas de fuego como defensa ante la delincuencia,  y defensor de la actual y controvertida Ley de Pesca y simpatizante de los llamados "colegios emblemáticos", entre otras facetas que lo definen como candidato representante de una reducida élite.

Tal vez estas características podrían constituir, a priori, una poco afortunada tarjeta de presentación ante un Chile que apenas comienza a curarse de las heridas - a las cuales se aplica una pizca de sal cada vez que se avecinan los sufragios - que dejó la dictadura militar, amén del creciente desencanto de la población para con la clase política. Pero, de un modo similar al usado por Donald Trump en las últimas elecciones en los EEUU, Kast se ha convertido en ese derechista conservador y directo que saca ronchas sin dejar espacio a la indiferencia, gracias a su lenguaje sin tibiezas ni concesiones (aunque sin la vulgaridad ni las descalificaciones de Trump), anunciando cambios drásticos - como la derogación de la recientemente promulgada Ley de Aborto en Tres Causales - y medidas preferenciales para los reclusos por causas de Derechos Humanos acontecidas en la era de Pinochet en un eventual gobierno suyo.

Así, incluso militantes históricos de la UDI, como Hernán Larraín (ex presidente del partido), han manifestado preocupación por la irrupción de Kast, temerosos de las dificultades que podría acarrear a la campaña del repostulado Sebastián Piñera (RN), ya que, si bien Kast está lejos de lograr una mayoría (aunque sea parcial), sí ha logrado cautivar la intención de voto militar, que siempre ha interesado a la UDI por motivos históricamente conocidos por todos.

En opinión de este "pobre mestizo", como tal vez piense el protagonista de esta columna (hijo de inmigrantes alemanes), la UDI y sus seguidores de quien escribe estas líneas, la persona de Kast no debería suponer preocupación alguna a la Derecha ni a cualquier forma de control hegemónico en nuestra sociedad. Esto porque Kast, de ser electo, no planea hacer mayores cambios desde el aspecto socio-económico, ya que, entre otras cosas, no piensa modificar la Ley de Pesca, favoreciendo, como es costumbre de nuestra clase política actual, al Gran Empresariado y las firmas extranjeras; tampoco considera necesario mejorar la educación, ya que no quiere que los colegios emblemáticos pierdan su condición de tales, logrando así, de paso, conservar las estructuras de poder mediante la partidización y la segregación, ¿por qué esto? Porque hoy es sabido que la temprana militancia partidista inculcada en colegios tradicionales como el Instituto Nacional o el Liceo N°1 es además una útil herramienta de adoctrinamiento político, siendo que esto se contrapone a la Constitución de 1980 que ninguna coalición política se ha jugado por modificar. Por otro lado, Kast anuncia la derogación de la Ley de Aborto en Tres Causales arguyendo el "Derecho a la Vida" (retrocediendo severamente como nación, pero también favoreciendo indirectamente un eventual reciclaje de una lucha que hoy la Presidenta Bachelet y sus seguidores ven como un gran triunfo de su gestión); y finalmente, promete otra vez polarizar ideológicamente al país con propuestas tan provocadoras como antojadizas (y hasta contraproducentes), tal como la remoción de la estatua de Salvador Allende y todo monumento referido a la UP para evitar la "idealización de ciertas figuras históricas que dividen", según sus propias y contradictorias palabras.

Todo esto sin mencionar su actitud abiertamente discriminatoria para con las minorías sexuales, como aquella vez que cuestionó a Joaquín Lavín por izar una bandera arcoiris  al frente de la Municipalidad de Las Condes, en un gesto de integración para con la Comunidad LGBT. Puesto que también fui católico alguna vez en mi vida ( incluso pasando por una breve época de simpatía por la vida eclesiástica durante mi adolescencia), me permito reprochar a Kast esta conducta, ya que, si a juicio de Kast la homosexualidad es pecado, personalmente le invitaría a revisar su "Santa Biblia (no sólo sirve para golpearse el pecho)" y leer Lucas 5:31, donde Jesús indica "Los que están sanos no necesitan médico, sino los enfermos, asimismo, no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".  Digo esto no porque la homosexualidad me parezca un pecado, sino porque el mismo líder y referente del catolicismo, Jesús, no discriminaba. Y es el líder quien da el ejemplo. Y paradojalmente, fue el propio Kast quien invocó la Ley Zamudio ante la decisión de Bárbara Figueroa (Presidenta de la CUT y militante del PC) de no reunirse con él para buscar propuestas favorables a los trabajadores, por considerar a Kast no receptivo para con sus demandas debido a la coalición que éste representa.

El perfil de este candidato es útil tanto para la Derecha misma como para el propio Piñera, e incluso para la Izquierda y la Centro Izquierda, ya que con este fundamentalismo y segregacionismo (esto último tal vez alimentado por ese aire de superioridad tan propio de los integrantes de la UDI, como el propio Jaime Guzmán Errázuriz) Kast logra resucitar fantasmas que quizás creíamos olvidados, consiguiendo que algún receptor de su mensaje eventualmente recupere forzosamente la fe en la política y sus hoy desteñidos colores, reafirmando el clásico, fácil, y en estos casos, tan útil prejuicio popular de que los ricos son los villanos/opresores y los pobres, los buenos/víctimas/héroes. 

Pero todos sabemos que la política es sucia, por lo que no sería descabellado suponer también que Kast bien puede ser un títere animado por la propia Derecha Piñerista, con el fin de que los electores vean a Kast como una figura extremista y peligrosa, convirtiendo a Piñera en una alternativa más moderada y de "Centro" de lo que estamos acostumbrados a percibir, afectando, en consecuencia y en favor del ex Presidente, la intención de voto de los ciudadanos.

Gracias, no lo intenten en sus casas.

Isaac Taladriz.-