¿Apoyo a la cultura? ¡Y una mierda!

Santiago, domingo 6 de Julio de 2008

En Buenos Aires, la avenida Florida es no sólo un lugar para vitrinear o consumir. También muchos tremendos artistas plásticos, dramáticos y musicales deleitan a los transeúntes por cualquier aporte voluntario. Y cabe mencionar que son espectáculos de tremenda calidad, para todos los gustos y públicos.

En Chile, en cambio, y como ya es costumbre para esa jodida raza de inútiles (que comúnmente llamamos "clase política"), todo es una mentira. Prometen siempre hacer justicia con la difusión de la cultura, una mayor cantidad de ventanas de exhibición y un mayor respaldo en la difusión de nuestros artistas.

Pero nada, pues. No sólo no cumplieron sus promesas otra vez, sino que para colmo de males nos quitaron el único espacio donde los talentos pueden lucirse al precio que los espectadores quieran: el Paseo Ahumada.

Un lugar donde los humoristas, los mimos y los músicos harán falta. Tipos que usaban su propio transporte y sus propios implementos para obtener corriente si la necesitaban. Y no pedían que el estado les financiara ni tampoco se quejaban de la poca atención del chileno común hacia la cultura extranjera (que no es mentira tampoco). Simplemente hacían algo al respecto, para que la gente disfrutara a cambio de cualquier moneda, la que nunca ganaron haciendo presión.

Joder, ¿qué hacer al respecto?

Pues correr la noticia y darnos cuenta de que esta oligarquía que menea los hilos de esta nación jamás logrará que ella obtenga el nivel de desarrollo de las culturas extranjeras que tanto admiran si no parten por algo tan básico y esencial como el arte, y que quede claro que el arte callejero tiene una identidad personal mucho más característica de cada sociedad, ya que nace y se desenvuelve en un entorno cotidiano, no de entendidos, sino de personas de carne y hueso, que trabajan y mueven el país desde sus engranajes.

Mucho cuidado con quién se llevará nuestro voto para las próximas elecciones, ¿de acuerdo?

Suyo Afectísimo,

Isaac Taladri